martes, 1 de julio de 2008

Amor eterno entre Fujimori y Montesinos. Las dos caras de la misma moneda



VLADI LIMPIÓ A FUJI E INTERCAMBIARON SONRISAS Y GUIÑADAS DE OJO

El traslado de Montesinos desde la Base Naval del Callao a la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes) fue por tierra y en la madrugada. Su retiro, sin embargo, fue a bordo de un helicóptero del Ejército Peruano.
El esperado reencuentro de Vladimiro Montesinos y Alberto Fujimori tuvo un inesperado desenlace. El "Doc" no sólo trató de exculpar al ex presidente de las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, sino que lo elogió de sobremanera y también trató de negar su propia leyenda negra que lo vincula a narcotraficantes, traición a la Patria y una deshonrosa expulsión del Ejército, antes de negarse a declarar más.

Vestido con un impecable traje oscuro y una corbata azul con aplicaciones celestes, además de un pañuelo de seda, Montesinos arrancó la jornada sacando ventaja del débil interrogatorio del fiscal José Peláez Bardales, que algo confuso por la agresividad y altanería de su interlocutor no encontró la forma de frenar su verborrea legal.

El "Doc" sorprendió desde el primer momento al llegar a la Sala de Juzgamiento y hacer una venia a su ex jefe Alberto Fujimori, quien se encontraba a escasos tres metros, mientras era bombardeado por los flashes de las cámaras fotográficas de los periodistas de todo el mundo que llegaron a la Diroes para presenciar el histórico encuentro.

A lo largo de la audiencia, Montesinos y Fujimori intercambiaron sonrisas y hasta guiños de ojo como si nada hubiera pasada en estos ocho años que no se vieron y la complicidad siguiera vigente.

Es más, durante su alocución, el ex asesor no escatimó halagos para el ex presidente, de quien dijo era un hombre que se caracterizaba por su "valentía" y "coraje" para enfrentar el terrorismo y que su mente "elefantiásica" era una de las más privilegiadas, además de que “se acostaba a las 3 de la mañana y se levantaba a las 5", dijo.

Con un tono siempre desafiante y por momentos altanero, el ex asesor marcó su territorio y el límite hasta donde iba a llegar. Para ello, mantuvo una férrea oposición a hablar de "temas de inteligencia" y precisar datos sobre su vinculación de abogado con el ex jefe de Estado. "He venido para poder cumplir y esclarecer que el señor Fujimori al igual que yo no tiene ninguna responsabilidad de los hechos materia de este proceso", dijo enfático.

Durante cuatro horas, el artífice de la red de corrupción más grande de la historia de nuestro país intercaló frases de retórica jurídica y alusiones al supuesto "poco entendimiento" del fiscal Peláez, quien nunca pudo entrar a tocar un tema de fondo y hacerlo caer en contradicciones.

La escena era observada jocosamente por el acusado Fujimori, quien tomó apuntes en una libreta de color verde y, en algún momento, llegó a dirigir la mirada hacia sus hijos Keiko, Sachi y Kenyi, dando a entender que la versión de Montesinos apoyaba su teoría de inocencia.

Al promediar las 11 de la mañana hubo un receso técnico, pedido por el Ministerio Público, tiempo que fue aprovechado por Montesinos para a través de una plena sonrisa cómplice hacerle recordar a Fujimori los años noventa en que eran inseparables.

Dos horas después y para no dejar la costumbre del "factor sorpresa", Montesinos se negó a seguir declarando, hecho que tomó por sorpresa a la fiscalía y la parte civil que expresaron su "disconformidad" y lo acusaron de causar "desequilibrio" en el juicio. Pero nada se pudo hacer y en amparo de la ley el tribunal se optó por respetar el silencio del singular testigo.

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