miércoles, 14 de mayo de 2008

Competencia

Es la pugna entre los capitalistas por obtener las más favorables condiciones de producción y venta de las mercancías, así como por obtener las máximas ganancias.
La competencia se verifica, en primer lugar, dentro de cada rama entre los productores que elaboran la misma clase de mercancías, lleva a la formación de un precio de mercado, único para las mercancías del tipo dado. Constituye una de las formas de la acción espontánea de la ley del valor; provoca la ruina de los productores simples de mercancías y de los pequeños capitalistas, hace que se concentren la producción y el capital.

Se da también ntre los capitalistas de distintas ramas de la economía por obtener una cuota de ganancia más elevada sobre su propio capital. Al capitalista le es indiferente producir una mercancía u otra, lo único que procura es obtener el mayor volumen posible de ganancias. Por eso los capitales transitan de una rama de la economía a otra abandonando las ramas de la producción con una baja cuota de ganancia y se desplacen hacia las ramas en que la cuota de ganancia sea más elevada. Así es como se forma la cuota media de ganancia. De este modo la ley del valor regula espontáneamente la distribución de los capitales, los medios de producción y la fuerza de trabajo entre las diferentes ramas de la economía capitalista. En dicho tipo de competencia, hallan su expresión las relaciones económicas que se establecen entre los capitalistas de distintas ramas de la economía al repartirse la plusvalía global producida por toda la clase obrera del país dado. Bajo el capitalismo monopolista, la lucha competitiva entre los magnates de diferentes industrias se sostiene por la obtención de elevadas ganancias monopolistas sensiblemente superiores a la cuota media de ganancia.

La competencia se halla indisolublemente unida a la anarquía capitalista basada en la propiedad privada y constituye una ley económica. A través de la competencia se manifiesta la acción espontánea de las leyes económicas del capitalismo. La competencia actúa como fuerza coercitiva externa que obliga a los productores particulares de mercancías a elevar la productividad del trabajo en sus empresas, a ampliar la producción, a aumentar la acumulación, etc. Hace que la gran producción desplace a la pequeña, que los pequeños productores de mercancías se vayan diferenciando de modo que en su mayor parte se arruinan, se convierten en proletarios o semiproletarios, mientras que una minoría insignificante se enriquece. Con la competencia la producción y el capital se concentran y se centralizan, aumenta el poderío del gran capital.

En la época del capitalismo premonopolista, imperaba la libre competencia entre empresas relativamente poco grandes, que producían mercancías para la venta en un mercado desconocido. Hoy existe una concentración tan gigantesca de la producción y del capital que las más grandes agrupaciones capitalistas han llegado a constituir el factor decisivo en la vida económica de la sociedad burguesa. La libre competencia ha cedido su lugar al monopolio -que es su contrario directo- y se ve sustituida por relaciones de dominio y de violencia establecidas por un reducido número de enormes agrupaciones monopolistas sobre decenas y centenas de miles de pequeñas y medias empresas capitalistas. Sin embargo, los monopolios no eliminan la competencia ni la anarquía capitalista sino que las diversifican. Toda la economía capitalista mundial se va convirtiendo en escenario de la lucha competitiva: los monopolios internacionales, los estados imperialistas sostienen una lucha sin cuartel por los mercados y las fuentes de materias primas, por las esferas de inversión de capitales, por un nuevo reparto del mundo. La lucha por el dominio mundial empuja a los imperialistas más belicosos a desencadenar guerras de agresión.

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