miércoles, 14 de mayo de 2008

Exportación

Es la venta en el mercado internacional de mercancías y capitales.
La exportación, como la importación, se halla condicionada por el desarrollo de la producción mercantil y por la división internacional del trabajo. Bajo el capitalismo y, sobre todo, en la época del imperialismo, la realización de las mercancías en los mercadas exteriores se convierte en uno de los problemas más graves y difíciles, en una de las causas de la lucha entre los países capitalistas por los mercados, las esferas de inversión de capitales y las fuentes de materias primas. La exportación de mercancías de los países imperialistas sirve como medio de sojuzgar económica y políticamente a otros Estados, sobre todo a los países débilmente desarrollados. El sistema de elevados precios de monopolio para las mercancías que se exportan y de bajos precios de monopolio para las compras de materias primas y productos alimenticios en los países coloniales y dependientes, conduce a incrementar las ganancias de los monopolios. La necesidad de exportar está dictada también por la limitación de los mercados interiores debida al retraso relativo de la demanda solvente de la población en los países capitalistas.

La exportación de mercancías entre países está condicionada por la división internacional del trabajo. Bajo el capitalismo, la exportación de mercancías se convierte en uno de los medios para alcanzar el objetivo de la producción capitalista: obtener plusvalía. Durante el capitalismo premonopolista, la división internacional del trabajo dependía en gran medida del influjo de las condiciones económico-geográficas de la producción, de suerte que los costos de producción de ciertas mercancías resultaban en unos países más bajos que en otros; a ello se debía que la exportación de tales mercancías fuese lucrativa. Al mismo tiempo, la burguesía utilizaba ampliamente la exportación de mercancías para expoliar de manera directa, por medio del intercambio no equivalente, a los pueblos de otros países que se encontraban en estadios precapitalistas de desarrollo. Bajo el imperialismo, cuando la división internacional del trabajo se basa en las relaciones de dominio de algunos países con una industria altamente desarrollada sobre los demás países del mundo capitalista, la exportación de mercancías sirve para mantener y consolidar estas relaciones, para hacer que la burguesía imperialista obtenga altas ganancias monopolistas. Los monopolios utilizan su situación dominante en el mercado capitalista mundial para exportar mercancías (sobre todo artículos industriales) a altos precios de monopolio y para importar otras (sobre todo materias primas) a bajos precios de monopolio. La exportación de mercancías, indisolublemente vinculada -bajo el imperialismo- al intercambio no equivalente, constituye uno de los factores importantes que confieren carácter internacional a la explotación capitalista.

En la época imperialista, ha alcanzado un desarrollo preferente la exportación de capitales en forma de concesión de empréstitos estatales e inversiones directas de capital en el extranjero. La exportación de capitales hace que se amplíe la exportación de mercancías. La exportación de capitales es la forma típica del capitalismo monopolista, de invertir capitales en el extranjero con el fin de obtener ganancias máximas. El capital se exportaba ya durante el capitalismo premonopolista, pero entonces desempeñaba un papel secundario respecto a la exportación de mercancías. La exportación de capitales constituye uno de los caracteres fundamentales del imperialismo. La necesidad de exportar capital surge en los países capitalistas más desarrollados debido a que la oligarquía financiera, después de concentrar en sus manos enormes recursos materiales y monetarios, encuentra limitadas las posibilidades de inversión en el interior del país de modo que las inversiones garanticen altas ganancias monopolistas; así se forma un relativo sobrante de capital que se desplaza hacia los lugares donde la cuota de ganancia es superior a la del país dado. Al mismo tiempo, la economía capitalista mundial del imperialismo hace posible invertir capitales de manera que produzcan altos beneficios, pues los países atrasados han sido ya incorporados a la circulación mundial de mercancías, cuentan con vías de comunicación hasta cierto punto accesibles y disponen de fuerza de trabajo para la explotación capitalista.

La exportación de capitales se lleva a cabo ya sea bajo la forma de empresas (el capital exportado se coloca en alguna empresa) o en forma de préstamos (el capital exportado se presta a un determinado interés). En ambos casos, el exportador de capital explota a los trabajadores del país en que dicho capital se invierte, directamente en el primer caso, y en el segundo, a través de quienes obtienen los préstamos, es decir, a través de los explotadores locales. Actúan como exportadores de capital los propios monopolios o el aparato estatal -por ellos controlado- de los países imperialistas. En los últimos años, se registra una tendencia a aumentar sensiblemente el peso específico de la exportación estatal de capitales. La forma estatal de la exportación de capitales resulta beneficiosa para los monopolios porque garantiza la indemnización de los beneficios no obtenidos mediante el saqueo impositivo de los trabajadores pertenecientes al propio país. La obtención de ganancias máximas sobre el capital exportado a países atrasados en su desarrollo económico, está indisolublemente vinculada al dominio económico y político de la oligarquía financiera en los países coloniales y dependientes y a la explotación, en ellos, de mano de obra barata.

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