miércoles, 14 de mayo de 2008

Imperialismo

Es el capitalismo en su fase superior y última de desarollo.
La peculiaridad distintiva fundamental del imperialismo respecto al período preimperialista del capitalismo estriba en que el gran capital monopolista domina en las esferas económica, política e ideológica. De ahí que el imperialismo se denomine también capitalismo monopolista.

Lenin fue el primero en someter a un análisis científico el imperialismo y en determinar sus rasgos económicos principales. El imperialismo no elimina ninguno los fundamentos del régimen burgués capitalista y se conservan todas las bases generales del modo capitalista de producción: la propiedad de los medios de producción sigue en manos de un pequeño puñado de capitalistas; los trabajadores siguen explotados; el estímulo de la producción capitalista continúa siendo el afán de lucro; bajo el influjo de leyes económicas espontáneas, la economía se sigue desarrollando en condiciones de anarquía y de competencia; la ley económica básica del capitalismo, la ley de la plusvalía, ley económica fundamental del capitalismo, sigue actuando también bajo el imperialismo.

Lo que le diferencia de la etapa anterior es que la concentración de capital ha llegado a un punto tan alto de desarrollo, que ha hecho surgir los monopolios (cártels, holdings, trusts, consorcios), sustituyendo la libre competencia por la competencia monopolista. Además, en esta etapa el capital bancario se fusiona con el industrial, sobre cuya base surge el capital financiero. La exportación de capitales, a diferencia de la de mercancías, adquiere singular importancia, así como la formación de bloques monopolistas internacionales de capitalistas, que se reparten el mundo creando esferas de influencia bajo su control. Finalmente culmina el reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes, por lo que nuevos repartos sólo se pueden llevar a cabo por medio de la guerra.

El imperialismo es el capitalismo en descomposición, un régimen agonizante, sumido en una crisis permanente que pone a las masas como objetivo inmediato la revolución socialista. Frente a su dominio se abren tres frentes de lucha: el de la clase obrera de los propios países imperialistas, el de los pueblos colonizados y sometidos y, finalmente, el de los países socialistas. Esta favorable situación genera, a pesar de la apariencias superficiales, unas condiciones extraordinariamente favorables para derrotarle pues, además, el imperialismo no puede presentar una oposición unida de todas al potencias, ya que, a su vez, está profundamentente enfrentado por sus propias contradicciones internas, por la disputa que los países imperialistas mantienen para lograr la hegemonía.

El imperialismo lleva a los países a la liquidación de las conquistas democráticas y a la imposición de regímenes fascistas.

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