martes, 6 de mayo de 2008

Santa Cruz: El estatuto autonómico que divide al departamento

Enviado por Indy La Paz
Las mujeres: al frente de la organización


Desde Santa Cruz

Santa Cruz visto desde las provincias y desde los barrios periurbanos tiene otra imagen. Lejos de los autos de lujo, las pasarelas de la moda, las farándulas y los eventos sociales, la gente que se trasladó hasta este departamento lo hizo buscando un lugar en el mundo donde trabajar y vivir dignamente.

Huyendo de otros males, tampoco encontró el paraíso en Santa Cruz. La vida de la familia migrante es difícil, pobre y precaria. Y encima de ello, en el último tiempo, tiene que lidiar con el creciente y agresivo racismo que emana de las élites cruceñas acostumbradas a calificar al "colla" de "indio de mierda". Aún así la familia migrante de Potosí, Cochabamba, La Paz, Oruro y Chuquisaca trabaja para que este departamento crezca, haciendo -obviamente- lo que la mayoría de los cruceños no hace, es decir se mete en la zafra, la construcción, el transporte, el servicio doméstico, el comercio y la agricultura.

Es en este contexto que se habla de autonomías. Y no sólo se habla, sino que se quiere imponer un estatuto autonómico forjado "a la mala" a partir de un referéndum marcado por irregularidades desde su origen, caracterizado por el fraude comprobado en los recintos electorales durante la jornada de este 4 de mayo y teñido de violencia por parte de la Unión Juvenil Cruceñista.

Crónica del fraude

En el populoso sector del Plan Tres Mil conocido como la ciudadela igualitaria Andrés Ibáñez, se inició una vigilia el 3 de mayo para detectar las ánforas que ya se encontraban en las escuelas para el sufragio del día siguiente. Al decomisar varias de ellas, los vecinos y vecinas del Plan encontraron que ya existían papeletas marcadas con el Sí al estatuto autonómico.

A las 5 de la mañana del 4 de mayo, los mismos vecinos procedieron a quemar las tres primeras ánforas decomisadas. Con esta acción la mayoría de la población del Plan pretendía expresar su rechazo al estatuto autonómico calificado "de las logias" asumiendo su derecho a la abstención.

A las 6.30 la misma gente reunida en la rotonda del Plan quemó las siguientes ánforas encontradas en las escuelas. Entonces, ese sitio se convirtió en el punto de encuentro y también en una especie de tribuna libre donde todos y todas podían tomar el micrófono para decir su palabra. Al fondo se oía la simbólica canción de Juan Enrique Jurado "La Patria es el amor...", insistentemente.

Alrededor de las 8.30 una marcha partió de la rotonda hacia el colegio Claudia Thevenet, a unas tres cuadras de distancia, con el fin de decomisar las ánforas del recinto electoral más grande del lugar. Ni bien se fue acercando, la marcha chocó con un bloque de la Unión Juvenil Cruceñista que se hallaba resguardando el colegio. Fue el primer cencontronazo cuerpo a cuerpo, en el que llovieron palos, piedras y petardos. Los Unionistas lograron reducir a los vecinos hasta hacerlos escapar debido a la desigualdad en número y "armamento".

Y es que de un momento a otro, los Unionistas se multiplicaron por decenas pues habían tenido una oficina a media cuadra de dicho colegio donde, además, estaban estacionadas varias volquetas de la Prefectura que habían trasnportado gente de otros lugares, según los testimonios. El numeroso ejército de jovencitos desde los 14 años, no sería nada si fueran una expresión de disidencia, el problema era que estaban armados de machetes, cuchillos, fierros de tuberías, palos forrados con clavos y alambres de púas, e incluso un rifle de caza.

Esta imagen confirmó las sospechas sobre este grupo y su relación como grupo de choque del Comité Cívico Pro Santa Cruz y la Prefectura desde hace varios años. A lo que hay que agregar el lenguaje racista y discriminatorio de estos jóvenes: "hay que matar a los collas" y otras expresiones irreproducibles.

En medio de este ambiente se produjeron las primeras víctimas de la agresión. Y mientras los Unionistas los correteaban y golpeaban con saña, la "prensa internacional registraba" los hechos sin siquiera conmoverse con el vejámen humano de esas personas. Sólo les interesaba el escándalo, la sangre, la noticia.

A partir de ese enfrentamiento la violencia no cesó. Durante toda la mañana y toda la tarde, continuaron unos y otros, llegó la policía y comenzaron las gasificaciones. Mientras más querían controlar los Unionistas territorialmente, los vecinos y vecinas del Plan más resistían, multiplicando su fuerza en discursos y en acción.

Alrededor de las 4.30 se confirmó el primer fallecimiento, después de que varios autos se fueron cargados de heridos. El señor Benjamín Ticona, de 68 años, habría muerto a causa de una intoxicación y también se mencionó a una niña de apenas 5 años.

La jornada a esas horas estaba dibujada por fogatas en toda la rotonda del Plan, petardos intermitentes, gritos, autoconvocatorias -porque los dirigentes desparecieron- y refrescos que la gente preparaba solidariamente para los "combatientes". No faltó la señora que además trajo sus ollas llenas de sopa de maní y chairo para distribuir a mucha de la gente que había permanecido allí desde la noche anterior.

Ya para culminar con la dureza del día, en un momento se produjo el súbito ingreso de varios jóvenes del Plan a la escuela Claudina Thevenet, donde se iniciaba el recuento de votos, para decomisar más de 15 ánforas que fueron llevadas como trofeos hasta la rotonda y fueron recibidas con aplausos.

Acto final, en señal de victoria: se oyeron las notas del Himno Nacional a una sola voz y con las banderas flameantes, allí, en medio de la ahora histórica rotonda del Plan Tres Mil, donde "nunca se había dado esa resistencia", decían varias voces, y donde todavía se hacía un funeral simbólico de la víctima del "Costas asesino".

Lo que sucedió en el Plan Tres Mil es una muestra de lo que se reproduce en otros lugares. Sino, ¿cómo entender lo que ocurre en San Julián, Yapacaní, Montero y otros poblados de los llamados migrantres?

No hay comentarios: