lunes, 7 de abril de 2008

Homenaje a Pedro Vilcapaza

Carentes de la lírica y la contundencia verbal de Lizandro Luna nos resignamos a parafrasearlo casi integramente tratando de actualizar su discurso a la problemática de nuestros dias.

La personalidad de un pueblo se mide por su pasado histórico o, en otros términos. Por su grandeza pretérita. Se mide también por su contribución a las grandes causas de la Libertad y la Justicia. Y paralelamente por sus hombres representativos. Tradición e historia son en los pueblos lo que la biografía en los hombres: un exponente de selección.

Desde su tradición heroica hasta sus leyendas románticas Azángaro, como toda la nación andina, tiene contornos apasionantes y figuras cimeras que se destacan como hitos megoliticos en el panorama de su historia. Algunas tienen perfiles de cumbre. Otros alcanzan estatura. ya en las letras, las armas o la política.

"Aswan karu" en el idioma vernáculo, Azángaro es el roquedal enhiesto donde nace aquel Puma Indomable Pedro Vilcapaza que sacude lo conciencia de su pueblo y lega un ejemplo másculo de altivez, virilidad y patriotismo en la épica gesta libertaria de 178O.

Pero estas palabras de homenaje de Pedro Vilcapza serían imperfectos y no cumplirían su misión si fueran meros versos de exaltación, vacíos y sin contenido. No estaría a la altura de este tiempo explosivo, en que se juega el destino del mundo, si no habláramos con sinceridad y el calor de nuestra verdad de nuestros problemas de este tiempo. Problemas cifradas principalmente por el libre saqueo de los dueños del Perú que tienen como corolario el empobrecimiento cada vez mayor de nuestros compatriotas. Y es que creemos que al imponernos una misión como la de incentivar y motivar la Gran Paralización y Movilización del Pueblo puneño el próximo 11 de abril, es un deber ineludible seguir el imperativo consejo de Nietzsche "Di tu palabra y rómpete". Lo estamos haciendo.

No importa la polvareda que nuestras palabras levanten al hacer blanco en algunas viejas mentes reaccionarias y los gobernates de turno: apristas, apristoides y sus papagayos desplumados.

No importa que sus perros de caza nos muerdan. Esa crítica está llena de imbecilidad. Su mordedura no hace daño porque su veneno es como el del sapo. Estamos cumpliendo con nuestra misión: la de situarnos al lado del pueblo. Es la hora de las definiciones. El momento es de prueba, de lucha. de beligerancia.

Es la Hora del Pachakuti, de los nuevos tiempos, grávida de esperanzas, cuando de los escombros humeantes de los pueblos devastados por la vorágine sangrienta más grande de todos los tiempos, ya se vislumbra la aurora de un Mundo Nuevo de Libertad y Justicia.

Seguramente nuestro discurso no es perfecto. Pero está hehcha del mismo material que formó la contextura espiritual de rebeldes como Túpac Amaru y Pedro Vilcapaza: los precursores de la Emancipación de América. Porque fueron los primeros en luchar por dejarnos Patria y Libertad.

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