sábado, 26 de abril de 2008

Relevo en Cuba: los gringos temen que Raúl sea tan jijuna como Fidel

Relevo en Cuba: los gringos temen que Raúl sea tan jijuna como Fidel
“¡CAMBIO! ¡CAMBIO!, PERO EN EEUU; CUBA HACE TIEMPO QUE LO HIZO”


“…Ustedes se imaginan, caballeros, ¿qué pasaría en este país si a Fidel le da un infarto y a mí me da otro en el momento de recibir la noticia? (Raúl Castro).


En 1992, a los escasos meses de la disolución de la URSS, Andrés Oppnheimer –premio Pulitzer de EEUU- publicó “la hora final de Castro” que batió record de ventas, superando a los best sellers del comercio editorialista norteamericano. Oppnheimer se arriesgó incluso a vaticinar la “caída” en una cuantas semanas o meses…

Sin embargo, transcurrieron 16 años para que Fidel opte por su voluntario retiro y relevo de su hermano Raúl, hombre de tanto mérito como Fidel, mantendrá en términos generales la línea genuina y hasta “terca” del socialismo isleño que ha sobrevivido a 9 presidentes estadounidenses.


Raúl Castro y su mentor ideológico, el Che Guevara.

Por su parte, Jhon Negroponte, Secretario de Estado, ya anunció que EEUU no levantará en un ápice el bloqueo a Cuba. Algo que en el fondo no constituye la problemática principal del régimen socialista, sino el transito generacional del liderazgo político. Refierase que Fidel, de 81 años, ha sido relevado por Raúl, de 76 años. Una gerontocracia revolucionaria que muy difícilmente tendrá una continuidad generacional de similar calidad, enpezando por la inexorable ausencia de “ejecutoria historica”, vale decir carente del protagonismo y autoridad moral que proporcionaban las epopeyas del Moncada, del Granma, la sierra Maestra y Bahía Cochinos.

Allí está el gran reto que ahora asume Raúl, sin duda el último dirigente máximo de la “generación de la epopeya” que, en medio siglo de dirección, ha opacado a las dos generaciones subsiguientes. Refiérase que el promedio de edad de los guerrilleros que expulsaron a Batista, allá por 1959, era de apenas 25, con un “Matusalén” –Fidel- que frisaba los 30.

Lo que queda claro es que no han perdido el romanticismo juvenil y por ende el rumbo original anticolonialista, vale decir, el de dejar de ser un Cuba Corral más de Washingto, cuyo bloqueo de también medio siglo no ha hecho sino consolidar la hegemonía de aquella generación de “viejos jóvenes”.

Y como no podía ser de otro modo, resulyta que los “jóvenes viejos” de la politiquería neoliberal latinoamericana, estimulada por sus mentores de Washington, son quienes no cesan de cacarear por la “transición democrática” en aquella isla “infernal”. Un infierno cuyos niveles de salud, educación y deporte llegan hasta ser superiores de los del “Edén” norteamericano y europeo. Ni hablar de las sacrosantísimas “timocracias” centro y sudamericanas alineadas y alienadas con los calígulas de la Casa Blanca.

Surge, pues, de esta nueva situación que se viene para Cuba, la definición conceptual-política de priorizar el “nivel de vida” o el “estilo de vida”. Vale decir si la isla se apertura al modus vivendis global de millones de mequetrefes del tipo Homero Simpson, adictos al Burger King y Hollywood,o si se refuerza el espíritu estoico de un islote que no debe renunciar al “rol de Prometeo” que le ha deparado el destino, en cuanto faro revolucionario de los pueblso hambriento del hemisferio sur.

Por su parte, Fidel, inconmovible y sólido, ha referido la “esperanza” del Imperium así: “…Medio siglo de bloqueo les parecía poco a los predilectos, ¡cambio, cambio, cambio! Gritan al unísono. Estoy de acuerdo, ¡cambio!, pero en EEUU, pues Cuba cambió hace rato y seguirá su rumbo dialéctico...”.

Independientemente a lo polémico que pueda tornarse el tránsito Fidel-Raúl, lo certero es que el siglo XX latinoamericano ha tenido como protagonista indiscutible al hombre más odiado por los de arriba y más amado por los abajo: Fidel Castro Ruz.

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