martes, 24 de junio de 2008

Alan García mentiroso, vendepatria y fascista

El gobierno de Alan García, personaje que puso de moda al final de la década de los ochenta la política de la esquizofrenia, el mismo gobierno en el que se sucedieron la matanza de Accomarca y Pucayacu, el genocidio de los penales y de Cayara, el asesinato de Saúl Cantoral y la creación de organismos paramilitares, el que diera todos los recursos del Estado para la campaña de Fujimori, el mismo que se enriqueció con su cargo, ese, aplica ahora la misma política represiva, ilegal, falaz y por lo tanto, criminal, fiel a su tradición fascistoide y a su servilismo al gran capital. Lo hemos dicho más de una vez, su misión es impedir la integración latinoamericana y para ello está dispuesto a todo.

Cuenta para ello con el apoyo incondicional de las Fuerzas Armadas de Fujimori y el apoyo logístico del imperialismo, en este aspecto es igual a la Colombia de Uribe. Con el cuento de que el Perú va a mejorar entregándose al capital extranjero y con el soporte imprescindible de su prensa socia y servil, miente y enloda a los luchadores sociales y al pueblo en general que se encuentra en constante movilización por el mejoramiento de sus condiciones de vida.


En el último Paro Agrario fueron asesinados campesinos con tiros de fusil en sus cabezas y el ministro Alva Castro mintió al país en su intervención ante el Congreso diciendo: se dispararon entre ellos. Recordemos al periodista que se serruchó el brazo a si mismo en la época de Fujimori, o a los estudiantes de la Cantuta que se auto secuestraron o a los auto torturados. Alva Castro no es sino más de lo mismo. ¿A quién pretende engañar?

Alva Castro quien dijera sobre la labor del Ministerio del Interior en 1987: “En el aspecto de la moralización, se ha dispuesto y se continuará haciendo cuantas veces sea necesario la separación de sus filas a todos los elementos que han sido involucrados en actos delictivos, inmorales o de abuso de autoridad[2]”. Si esto fuera cierto, debería empezar por separarse él primero y luego a su presidente. Más hipocresía. El señor Alva Castro con un asesor que es a su vez asesor de narcos, pretendió moralizar en los ochenta y engañó y ahora quiere mentirnos de nuevo. Igual a su jefe – porque ellos tienen Jefe como en las mafias – quien dijo en su discurso de toma de mando el 2006: “creo que la verdad, por dura que sea, es la mejor forma de hacer política
[3]”. Sin embargo vive de la mentira política, crea leyes para criminalizar la protesta, persigue, asesina y vuelve a mentir. El ciudadano García es incapaz de entender qué es la verdad en política, aunque diga que sí cínicamente. Su régimen es una mentira en sí mismo y representa el gran saqueo de nuestros recursos, la propuesta más traidora para la unidad latinoamericana y el gran pensamiento esclavo a los intereses de Washington. Junto a los medios de comunicación trata de introducir en el imaginario popular que todo intento de reclamo es terrorismo, que pensar diferente es un crimen, que practicar la protesta y participar en movilizaciones es querer destruir al país. Trata de oponer al pueblo al mismo pueblo. Pero no se lo vamos a permitir.

Estaba fresca la patraña de Alva Castro, cuando arrestan a integrantes de la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB) mientras regresaban de un Congreso en Ecuador. En una muestra más de gorilismo y falacia, el gobierno y la prensa lacaya mienten sobre los compañeros, intentan engañar una vez más al pueblo, atacando a todo lo que signifique pensamiento critico, libertades democráticas y lucha por un país mejor y una Latinoamérica unida. El fantasma de Chávez persigue al señor García. ¿Por qué será? ¿Será por qué Chávez no regala los recursos naturales de su pueblo al imperialismo y él sí?

Los compañeros de la Coordinadora Continental Bolivariana no son terroristas ni pertenecen a una organización ilegal, al igual que los compañeros campesinos mártires del Paro Agrario, sólo se encuentran organizados alrededor de un Programa de lucha contra la situación corrupta actual de las cosas en nuestro país. ¿Es ilegal hacer política? No. Lo que pasa es que para esta derecha cavernaria casi fascista, representada por García, la única política es la que ellos hacen. Y esa, es su única verdad. Puro dogmatismo, puro relativismo.

Decíamos más arriba que el rey de la verdad y protector de los sagrados intereses del mercado (norteamericano por supuesto) Alan García, no podía en su febril mente, advertir lo que es la verdad por más que declare que la conoce y la práctica. Porque para él, la verdad es lo que le conviene. Por eso no la concibe, porque él miente, al igual que Jorge Del Castillo (procaz matón del Estado) y Alva Castro (la nueva Martha Chávez) y continuará mintiendo, porque ésa es su forma de hacer política. Y ésa es la manera de hacer prensa de los medios de comunicación mayoritarios en nuestro país: mentir. San Anselmo de Canterbury solía decir que: “La verdad es la rectitud que sólo el entendimiento puede percibir[4]” Por lo tanto el problema de los que están en el gobierno es también un problema de concepción. No pueden decir la verdad porque no la viven, mucho menos la entienden. No obstante, entre mentir y sustentar la mentira burlando la ley y generando el crimen, hay un escalón que implica también otra cualidad que anida en García y en la derecha cavernaria del Perú: la hipocresía. García y sus cómplices llevan en todo este tiempo de gobierno más de veinte muertos en protestas sociales, pero hablan de moralización y satanizan a todos como terroristas, cuando los más grandes criminales de Estado han sido y son ellos. Allí están los muertos y los arrestos injustificados. Como apuntara Voltaire:
“el que sostiene su locura por medio del asesinato, es un fanático[5]” Y eso es García, un fanático del pensamiento único, del doblez moral, de la simulación jurídica, del fingimiento oratorio, de la falsía teórica.

Hace 55 años Fidel Castro diría aludiendo al tirano Batista algo que le sienta bien a García y a la situación actual en nuestro país: “Hoy en nuestra patria se está asesinando y encarcelando a los hombres por practicar las ideas[6]”

Y en el como de esta hipocresía manchada con la sangre de los campesinos mártires del Paro Agrario, en el cenit del fanatismo neoliberal y del orgasmo fascistoide, la pseudo periodista de La República se rasga las vestiduras por uno de los acuerdos de los compañeros de la CCB, con el siguiente comentario: “Entre los acuerdos que se aprobaron durante el encuentro radical hay uno de índole violentista: "Luchar hasta que no quede ni un solo soldado yanqui en nuestra América"
[7]” O sea que ahora es violentista el proponer luchar para que no hayan soldados norteamericanos en nuestros territorios. Claro, es que para los que sonrieron ante el TLC y se llenaron de gozo con su firma, la presencia militar de los yanquis en nuestra región es algo seguramente muy bueno. Nosotros pensamos que el acuerdo del encuentro de la CCB sobre defender nuestra soberanía – pues así se llama – es no sólo histórico, sino patriótico, honesto, solidario y verdadero. Patriotismo de verdad y no hipócrita como el de García y los suyos. Además de que en cualquier país del mundo y en cualquiera de sus constituciones, sea cual fuera su forma de gobierno y su modelo económico, la defensa de la soberanía es algo fundamental. A compañeros como estos persigue el gobierno de García, a compañeros como estos acusa de terroristas la prensa mentirosa. Es entendible. Esa es su tarea, acosar a quiénes plantean la defensa de la patria y la integración de nuestra América, porque García al igual que Uribe pretende que América sea un territorio abierto para las huestes del imperialismo. Porque esta democracia que defienden ambos dictadores del capital y del crimen, es una democracia vende patria, con las manos manchadas con la sangre del pueblo.

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